Destinarse

Estar en el camino implica necesariamente el arte de ir o quedarse.
Darse un destino a uno mismo es inevitable y, sea cual sea, llevará consigo el peso de que solo a través de nosotros caminamos.
Nosotros y el camino, nosotros y aquello que elegimos (o no) cargar, nosotros y quien camina a nuestro lado, nosotros y quien nos atraviesa, nosotros y a quien atravesamos.
Y más allá del ritmo, la velocidad o la dirección, importa que en este viaje yo me destino, tú te destinas y él se destina.
Que esa decisión sea personal e intransferible.