En el silencio de los troncos late la memoria secreta del tiempo.
Cada surco es un vestigio de épocas pasadas, cada color, un susurro de la savia que un día fluyó vibrante.
En esta serie, la lente se acerca a las texturas como quien escucha confidencias: hay líneas que ondulan como mareas, desgarros donde la luz se filtra tímida, espacios rojos que recuerdan carne viva, como si el tronco revelara no solo su corteza, sino también sus entrañas en rojo intenso, abriendo grietas en el marrón profundo de la madera.
Cada imagen es una invitación al ensueño: rostros se insinúan en las vetas, ojos parecen brotar entre las fisuras, criaturas imaginarias acechan en la danza de los colores.
Es materia viva, hecha de tiempo, luz y sombra.